Hoy en el descanso del trabajo, he entrado a
una de las habitaciones que hay en mi planta alertada por las risas cantarinas
de unas niñas que habían ido junto a su madre y su tía a ver al abuelo. Para
entretenernos todos un poco, les he contado nuestro cuento más famoso: El
Capitán Carapatata. El resultado ha sido el esperado: sonrisas al ver el
barco, asombro al ver cómo se iba rompiendo, participación para despertar al
capitán y asombro final al ver la camiseta.
Cuando mi jornada ya se terminaba, me han llamado
a dicha habitación y cuál ha sido mi sorpresa al recibir un dibujo, hecho por
una de las niñas, cuyas ilustraciones reflejaban todo lo que había en la
habitación: el abuelo sonriente con el suero colgado, la mamá con sus gafas y
bolso, ellas mismas, su tía y ¡Yo con el barco de papel en la
mano!. La otra niña, le ha hecho otro dibujo a una enfermera: una
hermosa flor. Las dos nos hemos ido del trabajo muy contentas. Gracias peques
y familia en general.
Para que no me deje ningún detalle sin
mencionar, mira la foto.
A vosotros
cuentacuentos os animo a que: "CADA DÍA VIVAMOS
LOS CUENTOS COMO SI FUESE EL PRIMER DÍA. CON ILUSIÓN"